¿Cansado de estar cansado? ¡’Vitamina X’!

El altruismo reparte una recompensa más sustancial que los millones de la lotería: la longevidad. Mientras que las personas premiadas en los juegos de azar tienen al cabo de un año el mismo estado de ánimo que las que sufrieron un accidente, un propósito trascendente y generoso refuerza el sistema inmune, y, en consecuencia, alarga nuestra vida. El dinero obtenido por un golpe de suerte se esfuma a la misma velocidad y solo deja frustración. Sin embargo, una vida con sentido, un propósito firme y compartido, no solo otorga energía momentánea, sino que prolonga nuestra existencia.

El dato de los desgraciados por la suerte lo reveló un estudio realizado por las universidades de Northwestern y Massachusetts titulado Los ganadores de la lotería y las víctimas de accidentes: ¿es la felicidad relativa? Buena parte de los ganadores de la lotería terminan dilapidando su premio, al igual que muchos deportistas se arruinan al poco tiempo de su retirada. Por el contrario, ¡y estas son grandes noticias!, las personas que incorporan de manera esencial a su forma de vivir las relaciones amistosas y colaborativas viven más y con más energía.

Esta es una característica común en los lugares más longevos del planeta, aquellos en los que abundan los nonagenarios y centenarios. Los investigadores observaron que las llamadas zonas azules son sociedades en las que sus habitantes se involucran enormemente, ya sea en actividades de ocio (fiestas, bailes, comidas, etcétera) como en trabajos en favor de la comunidad. ¡Dato importante!

Pero aún hay más. Los profesores Fredrickson y Cole, de las universidades de Carolina del Norte y de UCLA, han concluido que la búsqueda de un propósito compartido y firme, y percibido como importante para uno mismo, deja una huella poderosa en nuestro genoma: una  resistencia mayor a las enfermedades modernas. El propósito hedonista, por contra, no produce ese efecto. En resumen, estas investigaciones nos dirigen al modelo de felicidad que Aristóteles describió como una vida virtuosa, en un sentido amplio.

Pero si Aristóteles levantara la cabeza repararía en la enorme contradicción existente entre el mundo moderno y el ser humano. La virtud intelectual y social ya no bastan. Nuestro cuerpo está diseñado para moverse libremente y nuestro cerebro para cargas limitadas de estrés, no para cumplir estrictos horarios sentados la mayor parte del día. Necesitamos un descanso que no tenemos y las responsabilidades, el ajetreo y las urgencias nos someten a un vaivén por el que se escapa nuestra energía. Al mismo tiempo, cuanto más grandes son las ciudades y más avanzada la tecnología, más solos nos sentimos. El trabajo en muchas ocasiones nos aburre y no tenemos tiempo para cultivar nuestras aficiones y amistades, ni para cuidar nuestras pasiones. ¡La energía se nos escapa por las muchas rendijas de nuestro mundo!

Por eso hemos escrito el libro Vitamina X. Porque la energía es la base de la actividad humana. Los autores vemos demasiadas personas serias, preocupadas, cansadas y entregadas a una vida que los vapulea. ¿Por qué? Fundamentalmente por escasez de energía. Todas las personas que están felices consigo mismas y cumplen sus proyectos tienen altas dosis de energía. Atienden a sus necesidades, se divierten, comparten con los que les rodean y dan sentido a su vida. Con energía podrás crear, divertirte, amar y dar sentido a tu vida. Por eso hemos escrito Vitamina X: nuestro propósito es ¡ayudarte a que tengas más energía!