arte-emprenderEn épocas de incertidumbre una de las opciones que se presentan es la de emprender un proyecto. Evidentemente, en los momentos actuales es más difícil el emprendizaje que en situaciones de bonanza, por lo que es importante llevarlo a cabo con más sentido común que nunca. De estos temas estuve hablando la semana pasada en dos congresos muy interesantes ,en los que tuvieron la amabilidad de invitarme: La presentación de la cátedra Qui pot ser empresari? de la Universidad de Valencia, y el Congreso sobre Innovación organizado por el periódico Noticias de Gipuzkoa.

Una de las técnicas para ponerle sentido común a un proyecto de emprendizaje es iterar.  Resumo a continuación algunas ideas que comenté la semana pasada:

Soñar el proyecto. Atreverse a soñar adónde se quiere llegar. De ello, hemos hablado varias veces (por cierto, me ha encantado en esta línea el discurso de Penélope Cruz sobre la capacidad de soñar, enhorabuena por tu Oscar).

Ceñirse a la esencia de lo que se quiere emprender. Es un momento para regresar al valor de lo auténtico y abandonar lo superfluo o aquello que nos desfocalice en nuestro proyecto.

Iterar con la realidad: No es momento de grandes planes ni de grandes inversiones. Se trata de montar estructuras con los mínimos recursos y testar el mercado, los clientes… La velocidad es tan grande que podemos quedarnos paralizados en el análisis. Por eso, es bueno iterar, es decir, probar, ajustar, probar… Estamos en el mundo del aprendizaje continuo.

Seleccionar un buen equipo de compañeros de viaje. Con los socios se han de coincidir en los sueños (por eso la técnica de proyectar cómo imaginamos nuestra empresa de aquí a cinco años o a diez es muy positiva para ver si estamos todos alineados); y luego ser complementarios en las capacidades. En este punto, es fundamental evitar los «passion killer» o los asesinos de pasiones. Si la intuición nos dice que una persona no es buena como socio, mi sugerencia es seguir esa opinión. Es muy difícil que la química entre personas mejore y puede que el precio a pagar sea demasiado elevado. Además, he escuchado demasiadas veces a responsables de gestorías empresariales que la principal causa de mortandad en las micro/pequeñas empresas es la relación entre los socios.

Por último, me gustaría comentar que ojalá se emprendieran más proyectos como el que está llevando a cabo la Universidad de Valencia desde hace diez años para favorecer el emprendizaje. Cuarenta alumnos seleccionados de segundo ciclo de carrera tienen la opción de cursar una asignatura sobre como emprender un proyecto, donde los profesores son empresarios que creen en su aportación a la sociedad, de la talla de Juan Roig, fundador de Mercadona; o Paco Pons, presidente de Importaco y actual director del programa. No es un curso teórico, sino de práctica y de reflexiones personales. Es un claro ejemplo de refuerzo de relaciones entre la universidad y la empresa. Enhorabuena por el proyecto.