Decía Winston Churchill que nosotros configuramos nuestros edificios y ellos nos configuran a nosotros. No parece que Churchill fuera un experto en Feng Shui, sin embargo, fue capaz de expresar en una breve frase algo que muchos de nosotros hemos percibido: Existen entornos donde nos sentimos más creativos y otros, donde nuestra energía parece que se desvanece. Crear espacios adecuados que nos aporten e inspiren para conseguir nuestras metas es la esencia del Feng Shui, tal y como lo explica Maru Canales en su nuevo libro, «Feng Shui en la empresa» (Ediciones CEAC) y en el que he tenido el placer de escribir el prologo.

A continuación recojo unas líneas de lo que he escrito sobre el libro:

Esta obra es valiente, porque da un paso más en el concepto del ser humano y las empresas. En las últimas décadas han ido cayendo viejos paradigmas. Hace veinticinco siglos pensadores como Aristóteles consideraban las emociones como aspectos de segundo nivel en comparación con el razonamiento. Descartes encumbró al conocimiento a niveles casi absolutos con su famosa frase «pienso luego existo». Sin embargo, varios investigadores modernos como Antonio Damasio, Premio Príncipe de Asturias de 2005, han demostrado que las emociones son, precisamente, las que nos hacen ser más inteligentes (…) En los comienzos de la empresa, el trabajador se consideraba como una prolongación de las máquinas: personas que ejercían labores rutinarias, donde lo importante era la fuerza muscular al más puro estilo Charlie Chaplin en la película «Tiempos Modernos». En las primeras décadas del siglo XX Maslow descubrió el impacto de la autoestima en los rendimientos empresariales y a finales del siglo pasado, Goleman llegó a afirmar que el 70% de las habilidades de los directivos dependían de la inteligencia emocional. La importancia de las emociones en la forma de entender a los profesionales ha sido un paradigma que ha aparecido hace poco, al igual que entiendo que ocurrirá poco a poco con el concepto del espacio, y no por una cuestión de estética, sino de resultados. Y el libro de Maru Canales aporta un paso importante en esta transición de paradigma (…)

En este libro Maru toma al lector de la mano y le ayuda a sumergirse en un mundo de sutilezas y lenguajes cifrados donde, como dice ella, prima el sentido común. Y nos ayuda a reflexionar sobre los olores, los colores, el orden… en definitiva, el equilibrio y la belleza. He aprendido muchas cosas de este libro, pero destacaría que aporta un ingrediente más en el nuevo paradigma del siglo XXI: comprender al ser humano de una manera más holística y completa, donde al igual que es importante reflexionar sobre nuestros pensamientos o nuestras emociones, es fundamental entender el espacio que nos rodea y actuar sobre él. Y no sólo por una cuestión de estética, insisto, sino para ser mucho más eficaces (y felices). El Feng Shui, en definitiva, nos ayuda a reorganizar la energía del entorno para lograr nuestros sueños. Y creo que por ello, ya vale la pena ponerlo en marcha.

Además de un libro magnífico y valiente, es una obra coherente, porque su autora es lo que escribe. Es una clara referente en España en Feng Shui, incluyendo el mundo virtual con su extraordinario blog. Los que tenemos la suerte de conocer a Maru sabemos que pone en práctica todo cuanto aquí recoge y no sólo las técnicas, sino la forma de entender la vida. Maru es optimista, luchadora, no cree en las casualidades y reinterpreta los mensajes como oportunidades para lograr también sus sueños. Uno de ellos era escribir este libro y su resultado ha estado a la altura de lo que ella soñaba. Ha sido un honor participar en este proceso y, por supuesto, prologar la obra.
Enhorabuena, Maru.