“Poner siempre en copia al jefe resta responsabilidad a quien toma la decisión” me comentó el otro día un director general de un banco. Y qué razón tiene. El jefe puede exigirlo bajo la ilusión de que así controla mejor o el colaborador puede añadirlo para escudarse ante posibles consecuencias. En cualquiera de los casos anteriores, la bandeja de entrada se llena de información innecesaria, resulta una pérdida de tiempo y lo que es peor, no se desarrolla el auténtico líder que las empresas necesitan. En un entorno como el actual, la solución a las dificultades de liderazgo no son cuestiones técnicas sino desafíos adaptativos, como dirían Ronald Heifetz y Alexander Grashow, profesores de Harvard Kennedy School. Mientras que un problema técnico se resuelve con la aplicación de una solución o de una determinada fórmula, los desafíos adaptativos requieren que la persona se cambie a sí misma para conseguir los resultados, lo que despierta en muchas ocasiones miedos o inseguridad. Pero liderar supone crear entornos desafiantes que reten a los colaboradores, que les confronten con sus propios dilemas y con el vértigo de la toma de decisiones. Y todo ello requiere nuevas actitudes, valentía, desterrar el férreo control, reconocer la iniciativa y confiar en el equipo, algo que no siempre se pone en juego en las empresas.

En definitiva, sería una lástima no aprovechar las consecuencias de esta crisis para mejorar nuestro estilo de liderazgo convirtiéndolo en más adaptativo, más inspirador y más retador y en este nuevo modelo, exigir estar en copia en todos los emails innecesarios no es precisamente lo más recomendable.

(Publicado en Expansión 17/02/2012)