¡Bienvenido al mundo de la colaboración! Podría ser uno de los lemas en las actuales organizaciones…. Incluso, entre las competidoras. El Volvo S40 y el Mitsubishi Carisma se construyen en la misma fábrica, en Gante, Bélgica. La empresa de embotellado Seven Up/RC elabora el té helado de competidores como Lipton y Arizona en los mismos tanques. El mundo no se ha vuelto loco, sencillamente las empresas se han hecho más inteligentes. ¿Por qué? Porque los resultados superiores en este nuevo entorno se obtienen a través de la colaboración, ya sean clientes, colegas o incluso, competidores. Me gusta mucho las reflexiones que hace José Cabrera en su blog sobre las cuatro razones para tender hacia una economía colaborativa:

  1. Las nuevas oportunidades de colaboración masiva que nos facilita la Web 2.0
  2. La llegada a nuestras escuelas y organizaciones de la primera generación de Digitales Nativos.
  3. Las nuevas estructuras de creación de valor generadas por las Redes Sociales.
  4. Los nuevos modelos de negocio emergentes creados en la nueva economía global en red o «Wikinomía».

Todo ello, en opinión de José Cabrera, obliga a las compañías a resolver las 3 incompetencias sistemáticas de las organizaciones actuales: Ser poco flexibles; poco proclives a los cambios e, incluso, hostiles a la innovación; y no ser capaces de lograr que sus empleados den lo mejor de sí mismos.

Así pues, para entrar en la Era de la Colaboración tenemos los medios tecnológicos pero nuestro reto está en saber transformar las culturas y nuestra forma de actuar, más basada en la confianza que no en el miedo.

Y este modo de funcionamiento es clave incluso cuando una persona monta su propia empresa, tema del que hemos estado tratando este fin de semana en el «Encuentro para la creación y consolidación de empresas lideradas por mujeres en Almería«, organizado por el Instituto Andaluz de la Mujer. Desde estas líneas felicito a la organización por el evento y les agradezco su amable invitación. Tuve la oportunidad de conocer experiencias de primera mano de empresarias, autónomas y compañías que se han unido en asociaciones como la del mármol para afrontar los retos. Parece que en la medida que seamos capaces de aprovechar las oportunidades de colaboración conseguiremos ser más eficientes, además, de tener estructuras de costes más acordes a los tiempos que corren.